
El manejo de residuos no es precisamente la parte más glamorosa de un proyecto y con mucha frecuencia se lleva a cabo en forma inapropiada. Durante su construcción, los edificios generan una gran cantidad de residuos, es por eso que la certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental)–a través de su categoría Materiales y Recursos (MR)– promueve la reducción de residuos, la reutilización y el reciclaje, además de fomentar el uso de productos sustentables.
Los beneficios económicos de una gestión adecuada de los residuos tienen que ver principalmente con la reducción de costos de disposición final y de materiales ordenados en exceso. Desde el punto de vista social, la reducción de residuos implica un costo menor y, por lo tanto, un precio más accesible para la adquisición de bienes raíces, y al mismo tiempo, permite contrarrestar la proliferación de nuevos depósitos de residuos y sus inherentes riesgos de salud.
Debemos reducir el volumen de los residuos a través de mejoras en los procesos de construcción, para lo cual, primero es necesario conocer las diversas causas que los generan. No hay que olvidar que algunas de ellas tienen origen en la etapa de diseño de los proyectos, cuando no se cuenta con información precisa sobre el tamaño y tipo de los materiales, o cuando se cometen errores de comunicación que quedan plasmados en la documentación contractual
Durante la etapa de construcción, la generación de residuos se puede deber a cambios en el diseño, especificaciones ambiguas o incompletas y contratos parcialmente documentados. También son comunes los errores al ordenar los materiales y los descuidos imputables a los proveedores. Del mismo modo, se pueden presentar daños durante el transporte, descarga, almacenamiento y por el uso o aplicación incorrecta de los materiales. Incluso existen daños fortuitos provocados por accidentes o por su exposición a la intemperie.
Aunque hay muchas razones por las que los materiales no tienen un aprovechamiento óptimo, los residuos además pueden ser el resultado de renovaciones, obras viales o suelo excavado; pero sin duda, un edificio puede generar un volumen muy importante de escombros, como resultado de su demolición o desmantelamiento, el cual tiene lugar al final de su operación o al término de su vida útil.